OLERSE LA TOSTADA

Significado y ejemplos de uso de la expresión OLERSE LA TOSTADA

OLERSE LA TOSTADA significa recelar con evidente motivo; desconfiar con mucho fundamento y gran probabilidad de acertar.

Ejemplos:

  1. [Resumen del texto precedente: El cantaor José Salazar Molina es conocido como Porrina de Badajoz y también con el sobrenombre de Marqués de Porrina]. La historia de cómo un cantaor pacense [= de Badajoz] se convirtió en marqués fue así. El marqués de Villaverde invitó a Porrina a una fiesta. Como tenía ganas de juerga, dio aviso a los policías que vigilaban la entrada para que detuvieran al cantaor. El marqués se alejó, sin saber lo que se le avecinaba. En eso apareció Porrina, con sus gafas oscuras y vestido con la elegancia tecnicolor que le caracterizaba./ Al verle, los policías le cerraron el paso. Oliéndose la tostada, el cantaor les dijo: “Perdonen, pero yo soy el marqués de Porrina. El cantaor es ese que está bajando del coche”. Sin inmutarse entró en la fiesta, mientras era retenido un famoso embajador. El incidente le valió a Porrina un marquesado imaginario con el que, desde entonces, firmó sus discos.  El País,30-9-1994 [Tentaciones].
  2. Cuando a uno le preparan una trampa puede caer en ella o puede no caer. Si no cae, ello puede deberse a diversos motivos. Por ejemplo, que antes se muera. Un muerto ya no puede caer en ninguna trampa. Un motivo menos retorcido es que se lo malicie, que piense en esa posibilidad, que se le ocurra pensar en la posibilidad de que igual le han tendido una trampa. Es decir, puede olerse la tostada. Si se huele la tostada, se dirá: “Me parece que aquí hay peligro. Habrá que ir con cuidado”. Lo mejor para que a uno no le cojan desprevenido cuando le preparan una trampa o le quieren gastar alguna jugarreta es olerse la tostada. Es una cosa muy útil, sobre todo si está rodeado de pícaros o si puede fácilmente encontrárselos. O si trata con gente con pocos escrúpulos. O con aprovechados. O si se tiene contacto con alguien que de alguna forma puede planear algo contra uno. En fin, si puede ser víctima de gente capaz de engañarle a uno o de intentar suciamente aprovecharse de uno.
  3. En más de una película aparece el tema de los delincuentes que tras conseguir un botín se preparan trampas entre ellos para quedarse con el mismo y no repartirlo con los compañeros que participaron en su robo (es lo que pasa, por ejemplo, en <<Atraco perfecto>>). Y es normal que en tales casos alguno se huela la tostada. Como pueden olerse la tostada, por seguir con el cine, los narcotraficantes que quedan con unos supuestos compradores de droga que son en realidad la policía o que han avisado del encuentro a la policía. Si se la huelen, no acudirán a la cita. O, si se la huelen en el último instante, acudirán y una vez cerca de los supuestos compradores, alguno dirá por ejemplo: <<No me gusta esto. Vámonos>>. Dan media vuelta, se van a toda pastilla con su cargamento sin vender y empiezan a oír tras de sí las sirenas de los coches de la policía. Menos mal que se olieron la tostada.

Ejemplo suplementario:

Este, el de la foto de abajo, es un buen sitio para olerse la tostada. Uno queda aquí con unos fulanos al caer la noche para que le compren un cargamento de droga. Es un sitio discreto. Por aquí no pasa nadie, no se va a ningún lado ya por este remoto camino rural. Todos en varios kilómetros a la redonda hace mucho tiempo que se fueron a la ciudad, para acabar drogándose por allí y echándose a perder con vicios y mala vida. Pero llegas a la hora convenida y no ves a nadie. Malo. Y encima unos arbolitos al fondo que vaya usted a saber a quién esconderán. Así que media vuelta inmediatamente y a volverse por donde se ha venido. Quien evita la ocasión evita el peligro.

Campo llano y oscuro con árboles al fondo y bonito cielo azul en imagen usada para ilustrar la expresión olerse la tostada.
Olerse la tostada también es posible por aquí, por muy bien que esté preparado el tinglado para que no te la huelas.

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