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Significado y ejemplos de uso de la expresión HASTA LAS NARICES
HASTA LAS NARICES significa hartísimo; verdaderamente harto [DE algo]; en estado de sumo cansancio sicológico [causado por la cosa referida (tras <<de>>) o sobreentendida].
- Frecuentemente usada en la construcción ESTAR HASTA LAS NARICES (haber llegado a un estado de completo hartazgo [de la persona o cosa sobreentendida]) o ESTAR HASTA LAS NARICES DE (haber llegado al punto de no poder soportar a la persona o la cosa referida).
Ejemplos:
HASTA LAS NARICES [DE]
- Manolo Escobar (cantante), en la revista Blanco y Negro del 30 de octubre de 1994 le dice a su entrevistadora Rosa María Echeverría que las canciones suyas que a él le gustan más son también las que prefiere el público. Y añade: “Lo que pasa es que cuando las cantas todos los días durante más de treinta años, de algunas acabas hasta las narices. Por ejemplo, cuando a veces canto <<El porompompero>>, estoy en las nubes”.
- Manuel Lloris, en el periódico Las Provincias del 18 de febrero de 1993 critica la opinión, enarbolada por algunos personajes famosos, de que ninguna cultura merece la destrucción. Objeta que no hay mejor cultura que la que garantiza el pan. Y añade: <<Si una cultura que da pan tiene que arrasar a otra que mantiene en el hambre a nueve de cada diez de sus miembros, Dios, desde las alturas, bendecirá el “atropello”>>. A lo que añade: <<Me declaro hasta las narices de tanta cultura, de tanta sacrosanta tradición>>.
ESTAR HASTA LAS NARICES [DE]
- Gabriel Albiac, en una tertulia de análisis político en radio COPE en la que participa el 30 de mayo de 2005, dice que en Francia se ha gestado a lo largo de las dos últimas décadas una desafección paulatina de la gente hacia sus políticos. Comenta sobre esto: “Y de algún modo lo que explícita o implícitamente se ha producido es un <<¡ya está bien!; estamos hasta las narices>>. Se venía gestando, digo, desde hace quince o veinte años: cada vez, índice de abstención más grande en una sociedad fortísimamente política como es la sociedad francesa y donde la abstención era muy reducida.. Pues bien, lo que se ha producido ahora ha sido claramente una patada. Que nadie se engañe: no ha sido contra un partido, no ha sido contra un gobierno, no ha sido contra ningún sector específico; ha sido contra toda la esfera de los profesionales de la política, ha sido decir: <<¡ya está bien!; no tienen ustedes la menor representatividad sobre lo que es la sociedad francesa>>”.
- En el periódico La Tribuna de Albacete del 7 de marzo de 2004 se informa de que, debido al ruido que ocasiona y a la suciedad que causa, <<los vecinos afectados por el botellón están ya hasta las narices>>.
- Eduardo Inda. Noticia en el periódico Libertad Digital el 7 de noviembre de 2015: Según el director de Ok Diario, Eduardo Inda, las relaciones entre el futbolista portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo y el entrenador del equipo, Rafa Benítez, no son nada buenas. Ya a principios de temporada Rafa Benítez tuvo un roce con el jugador portugués debido a que el primero declaró que Cristiano era <<uno de los mejores jugadores a los que había entrenado>> (en vez de señalar al luso como <<el mejor jugador al que había entrenado>>). Eduardo Inda asegura que las nuevas declaraciones de Benítez de hace dos semanas, en las que dijo que no dudaría en no permitir jugar a Ronaldo, <<han hecho que Cristiano esté hasta las narices de él>>.
- D. T., en el periódico ABC del 16 de febrero de 1997 habla de un escrito de denuncia de los alumnos del Centro de Estudios Universitarios de Talavera (en la provincia de Toledo), en el cual explicaban que “el profesor se dirigía a ellos con expresiones como que está <<hasta las narices>> de ellos”, y que este profesor también les decía que no le plantearan “niñerías ni cosas de gilipollas”.
- María Consuelo Reyna, en el periódico Las Provincias del 30 de julio de 1995 dice que <<el ciudadano está hasta las narices de no ser bien atendido>> en los hospitales públicos.
- Antonio López (pintor), en la revista Magazine del 8 de octubre del 2000 le dice a su entrevistadora Ima Sanchís que a él las palabras le cansan muchísimo, que le parecen <<un atosigamiento>>. Y añade: <<Además, estoy hasta las narices de palabras mentirosas>>.
- Antonio Gala (escritor), en el periódico El Mundo del 2 de junio de 2012 escribe, con referencia a la canciller alemana Angela Merkel, que desconoce la edad de esa <<señora gorda>>. Pero que lo que sí sabe es que <<estamos hasta las narices de ella>>.
- Eugenia Martínez de Irujo (hija de la duquesa de Alba), en la revista Diez Minutos del 13 de diciembre de 2002 dice, en entrevista de M. Mora, que los comentarios sobre ella, y en particular sobre su relación con su famoso marido torero (si se reconcilia o no con él), son en los medios de comunicación tan frecuentes que si a ella le cansan, imagínate lo que deben de cansar a la gente desinteresada en su vida personal. A lo que añade: <<La gente debe estar de mí hasta las narices>>.
- Juan Manuel de Prada, en el periódico ABC del 12 de enero del 2000 arremete contra el gregarismo en general y, en particular, contra el sector social de la España <<futbolizada y gregaria>>, de cuya <<futbolitis>> la España <<más noble y valiosa>> <<está hasta las narices>>.
- Manuel Ángel Conejero, en el periódico Las Provincias del 13 de mayo de 1996 dice que está <<“hasta las narices” de los buenos de profesión>>.
- Manuel Ángel Conejero dice en Las Provincias del 21 de septiembre de 1996: <<estoy hasta las mismas narices de este “tema”>>.
- Juan Bravo Castillo, en el periódico La Tribuna de Albacete del 10 de junio de 2012, y en un artículo sobre la aguda crisis económica que padece España, de la que culpa a los políticos, habla de <<un pueblo que está hasta más arriba de las narices de sus dirigentes y mandatarios>>.
- La verdad es que estoy hasta las mismísimas narices de que en primavera les dé a las flores silvestres por crecer y además en cualquier parte y con una osadía que hay que verla para creerla, es tremendo con la confianza en sí mismas con la que se ponen a brotar tan tranquilamente, como si el mundo fuera de ellas o yo qué sé. Digo yo si no sería cosa de que el señor defensor del pueblo, que me imagino que para algo estará, tomara cartas en el asunto y a poder ser a la mayor brevedad posible, como suelen decir ellos, la gente de la función pública y tal. No sé, podría enviarles un oficio o algo así, una cartita de esas oficiales que en la administración del estado los jefes mandan a otros jefes o a gente subalterna, comunicándoles cosas importantes y en plan serio. Un toque de atención debería darles el defensor del pueblo o alguien así, alguien de peso y con voz para el ordeno y mando, porque necesitan que alguien les baje los humos, vaya que sí. A ver si se achantan un poco y dejan de enseñorearse de las primaveras de esta forma, pisando fuerte y como diciendo «aquí estoy yo, ¿pasa algo?». Se ponen a crecer y ¡hala, ancha es Castilla! ¿Tú te has dado cuenta? ¿O no te fijas en estas cosas? Claro, como eres tan despistado, pues ni las ves, o sea, las ves pero como si no las vieras. Qué feliz vives. Yo, en cambio, por la calle de la amargura me llevan las dichosas florecillas de las narices. Sobre todo las amarillas, que son a las que más les gusta aparecer en escena. Bueno, también están las rojas, las amapolas, otras que tal bailan; pero bueno, ésas están por en medio menos tiempo, y no como las amarillas, que le imponen a uno su presencia desde el primer hasta el último momento: son las primeras en aparecer y las últimas en desaparecer, qué plaga, ni que estuviéramos en las siete plagas de Egipto. En mis tiempos no pasaba esto. Es el desmadre que hay ahora, que anda todo como anda. Y lo más divertido de todo es que toda la culpa la tienes tú; por feo. Es broma; es broma. Es que si no me meto con alguien, aunque sea de broma, reviento. Hay que desfogarse de alguna manera, ¿no? Por cierto: ni se te ocurra hacer un ramo de flores y regalármelo el día de los amantes de la naturaleza o el día del padre en su jardín o alguna puñeta así, ¿eh? Joder, qué harto estoy, la verdad. Malditas florecillas. Quién las inventaría.

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