Significado y ejemplos de uso de la expresión MENSAJE SUBLIMINAL
Un MENSAJE SUBLIMINAL es una idea que se quiere e intenta transmitir de forma implícita, sin ser expresada, pero que se puede advertir o suponer por los elementos del contexto destinados a ese fin.
Ejemplos:
- De mensaje subliminal a comidilla.[..] Y el caso es que cantaba muchísimo la intencionalidad y el mensaje, que en los corrillos se atribuía sin muchas dudas al ministro [de Asuntos Exteriores Miguel Ángel] Moratinos.. Roger Salas. El País,9-1-2010.
- [Titular y noticia bajo el mismo:] [El ministro de Economía Pedro] Solbes llama al orden a [la ministra de Agricultura Elena] Espinosa y le obliga a dar marcha atrás en el nombramiento del presidente de Cetarsa [Titular] / ..Solbes se enfrentó a ella y paralizó el nombramiento de Teófilo Moreno como presidente de Cetarsa [= Compañía Española de Tabaco], aprobado dos semanas antes por la Sepi [= Sociedad Estatal de Participaciones Industriales]. ¿Será un mensaje nada subliminal para reivindicar su condición de hombre fuerte del Ejecutivo? La Razón,6-6-2004.
- [Resumen del texto precedente: <<Muchos catalanes se sienten superiores al resto de los habitantes de España>>]. Pasa con los catalanes y pasaría con otros que no fueran catalanes. Ellos se van más desarrollados, generalmente no conocen las causas y atribuyen el fenómeno a hechos “naturales”. Por naturaleza, son más laboriosos, más sensatos, incluso más inteligentes.[..] En la civilizada Italia, la gente del desarrollado norte se cree superior a los desarrapados del sur. Y allí también, generalmente, el pueblo no conoce la clave del éxito de unos y del fracaso de otros./ Lo terrible es que desde arriba no se haga nada por explicar el fenómeno, antes al contrario, y obedeciendo a móviles políticos, se atice la hoguera de las creencias fáciles./ Esto es lo que hace en Cataluña el partido gobernante [en esa región autónoma]. Cuando desde la televisión [autonómica] de [el presidente nacionalista Jordi] Pujol se le hacen al pueblo catalán preguntas tales como ¿se casaría usted con un castellano?, no sólo se está diciendo ¿se casaría usted con el enemigo?, sino también, ¿se casaría usted con el inferior? He ahí el mensaje subliminal. Xenofobia pura. Manuel Lloris. Las Provincias,16-4-1995.
- Pero el truco, la maniobra de las primarias [en el PSOE (Partido Socialista Obrero Español)] tiene más calado. Se trata, en definitiva, de hacer ya campaña electoral, sobre todo en dos vertientes./ Los adversarios se cuidarán muy mucho de acusarse de corruptos ni cosa parecida. Antes al contrario, si se refieren a la corrupción será para difundir la idea, entre los oyentes no socialistas o simpatizantes indecisos, de que aquello fue un episodio deplorable, que pagaron con el desalojo del poder y que los que ahora quedan son, moralmente hablando, hermanas de la Caridad. Los candidatos diferirán en los métodos de regeneración de la vida pública, pero el mensaje subliminal será el otro, es decir, que quienes nos hablan son gentes de un partido más puro que Juan el Bautista. Manuel Lloris. Las Provincias,5-4-1998.
- La manifestación de prostitutas celebrada en la [madrileña] calle de la Montera fue un tremendo fiasco. Me advirtieron que no se me ocurriera utilizar el coche por el centro de Madrid, ya que la multitudinaria concentración provocaría serias retenciones de tráfico. Pero resultó que apenas llegaron a 40 las putas concentradas. ¿Cómo es posible tamaño error de cálculo? Muy sencillo: parte de los amigos que me previnieron quizá se dejaran llevar del copioso número de hijos putativos que nos amargan la existencia; otros pensarían que las muchas putadas que soportamos requieren una cantidad de putas proporcionada. Y no: el mismo día de la frustrada manifestación los periódicos anunciaron que el valor de nuestro patrimonio –el pisito gravado con la oportuna hipoteca– se ha multiplicado por diez. ¡Valiente putada! Porque el mensaje subliminal no es otro que la subida del [impuesto sobre las viviendas] IBI en idéntica proporción. Miguel Martín. La Razón,24-2-2002.
- De mensaje subliminal a comidilla.[..] Y el caso es que cantaba muchísimo la intencionalidad y el mensaje, que en los corrillos se atribuía sin muchas dudas al ministro [de Asuntos Exteriores Miguel Ángel] Moratinos Roger Salas. El País,9-1-2010.
- la cantante no deja de mandar mensajes subliminales, vía red social.. Beatriz Manjón. ABC,24-10-2012.
- [En entrevista de Rafael J. Álvarez al actor Luis Tosar:] -[Rafal J. Álvarez] ¿Qué tiene preparado decir si [en la ceremonia de entrega de premios cinematográficos Goya de mañana] no gana el Goya? -[Luis Tosar] Si no gano el Goya voy a insultar a mucha gente que me ha calentado la cabeza diciéndome lo de: ‘Es tuyo, es tuyo, es tuyo’.[..] Y si gano el Goya se lo agradeceré a todos esos y a mucha gente que ayudó a la película. Ah, y enviaré un mensaje subliminal a mis padres diciéndoles que soy heterosexual (carcajada). El Mundo,13-2-2010.
- En todo caso, la encuesta en cuestión [que asegura que los electores prefieren a los políticos con pelo en la cabeza], carente de todo rigor, me parece una “tomadura de pelo” –nunca mejor dicho– made in Spain dirigida a políticos frustrados –calvos ellos– a los que se dirige el subliminal mensaje comercial: Para triunfar ¡ponte peluca..ya! Su problema –pretenden– estaría en su cabeza, pero no en el interior, en esa “masa gris” que se les supone, sino que estaría fuera, en su pelo o, mejor dicho, en su falta de pelo. Con tal descubrimiento de la ciencia estadística,..Calvo Sotelo*.., amén de hacerle honor a su apellido, ya puede explicarse el por qué de su cortísimo mandato al frente del Gobierno de la Nación.. ¿Sería por mi calva? se preguntará.. José Ramón Remiro Brotons. La Tribuna de Albacete,23-3-2000. [* Leopoldo Calvo Sotelo fue presidente del gobierno español entre 1981 y 1982].
Ejemplo suplementario con un uso masivo de la expresión:
Estoy gordo. Y no me gusta el deporte ni nunca me va a gustar. Tampoco pienso ponerme nunca a dieta para adelgazar ni me gustan, ni me van a gustar nunca, las mujeres anoréxicas; lo siento, pero es que no son mi tipo: me recuerdan, dicho sea sin ánimo de ofender, a los espárragos (¿no tiene derecho la gente a pensar que yo parezco una foca, pues por qué no habría yo de tener derecho a que me parezcan las flacuchas espárragos?). Gordo estoy y no pienso mover un dedo para dejar de estarlo. Deporte para adelgazar lo va a hacer en mi cuerpo Rita la Cantaora, si es que puede, que no va a poder porque no le voy a dejar. No sé si me explico. Bueno, sí, claro, está claro lo que quiero decir, ahí no hay el menor mensaje subliminal, sino claridad diáfana: que si me pierdo alguna vez, que no me busquen ni en un gimnasio ni por ahí haciendo footing, por no decir que haciendo el gilipollas, que es lo que pienso y lo que diría si no fuera porque es políticamente incorrecto meterse con los demás a menos que estén gordos.
Estoy gordo. Y a mucha honra. Ganas me dan de añadir: ¿pasa algo? No lo hago porque soy persona pacífica, como solemos ser los gordos, y prefiero llevarle la contraria al pensamiento único de manera más acorde a como soy. Por ejemplo diciendo que la verdad es que hasta me da risa ver por ahí a los deportistas, a los practicantes del deporte quiero decir, sudando la gota gorda, dicho sea con todos los respetos a los amantes del deporte como forma de vida, o como filosofía de vida, como suelen decir; madre mía a qué extremos se ha llegado en esto. Podrá encontrarse irrespetuoso, vale, pero es que no lo puedo evitar: me parece una cosa sin sentido ninguno eso de hacer deporte sin cobrar y simplemente por cuidar la salud y/o tener mejor aspecto. A la salud y al aspecto que les den por donde amarga el pepinillo. Ésa es mi opinión. A la salud porque dentro de cien años, todos calvos, y al aspecto porque el hombre y el oso cuanto más feo más hermoso. Toma ya. En serio, es que creo que no merece la pena en absoluto pasarse la vida con esa complicación. Si se pudiera pulsar un botón y ya está, estar sano y ser guapo por arte de magia, pues lo pulsaría, que a nadie le amarga un dulce, pero siendo la cosa como es, de andar toda la puta vida con esas fatigas añadidas a las inevitables de la vida, pues no: lo encuentro ridículo y no me interesa ni me podrán convencer nunca de que es muy interesante y he de ponerme a ello sin demora porque si no en vez de vivir cinco o diez años más viviré cinco o diez años menos. Es un rollo que encuentro aburridísimo, lo de tanta preocupación con vivir más años a costa de no vivir bien y a gusto ninguno. ¡Hasta fumador van a conseguir que me vuelva!
Y es que a mí, ¿para qué lo voy a negar?, lo que me interesa es, por ejemplo, decir que sé lo que es un mensaje subliminal. Presumir de ello, vamos, que tampoco me duelen prendas reconocerlo. Por ejemplo: ¿es lo anterior, lo que he dicho en el párrafo anterior, un mensaje subliminal? Pues no señor, siento tener que contradecir a quien opine que sí, porque ya he dicho al principio –y sé muy bien de lo que hablo porque estoy puesto en el tema– que de mensaje subliminal nada de nada: está más claro que el agua clara. Efectivamente, más claro no lo he podido decir que ni borracho me pongo yo a hacer el gilipollas con los deportes y las gimnasias y las dietas y todas esas idioteces modernas. A ver si tengo suerte y deja de mandarme sin parar esta sociedad enloquecida el jodido mensaje subliminal de <<qué gordo estás, tío, haz algo, coño, que con esa pinta de impresentable no vas a llegar a nada en la vida, ¿es que no te dan envidia los cuerpos danone? Pues deberían dártela, estúpido, que eres un estúpido y un gordo de mierda>>. A ver si dejan de darme la tabarra, con mensajitos subliminales antigordura por aquí y por allá. Mensajitos mal disimulados con lo de que lo importante en la vida es cuidar el cuerpo. Porque sucede, mira tú por dónde, que lo que a mí me importa no es cuidar cuerpos ni cuerpas ni pollas en vinagre, sino que lo que me importa es justo todo lo contrario: cuidar la mente. La mente, he dicho la mente, sí, y no me avergüenzo de ello. La mente en general y, en particular –¡podríamos decir, humorísticamente, que ése es mi punto débil!– saberme muchas frases, cuantas más, mejor, no tengo hartura. A ver si tengo suerte y esta sociedad enferma de salud se cambia el chip y me manda, en vez del rollo patatero de las vitaminas y el yoga ése de hacer posturas raras y todo eso, el siguiente mensaje subliminal: sea usted listo (así, tratándome de usted, a la vieja usanza, nada de <<sé listo>>, un respeto a los conocedores de frases, oiga) y apréndase cada día, sin fallar ninguno a ser posible, una expresión del español como mínimo; por ejemplo ésa que dice <<no acostarse sin saber una cosa más>> o aquella otra tan interesante de <<arrimar alguien el ascua a su sardina>>. Qué bien si todo el mundo andara como loco buscando frases que aprenderse en vez de prestar tanta atención a las tonterías de <<ay, grasas trans, no, por favor, que aumentan el colesterol malo y son malísimas para la salud>>. ¡Cuánto podría presumir yo así, en ese mundo ideal, de lo que sé, y qué feliz sería con toda la gente admirándome por ahí y enviándole a los demás, a quienes todavía no hayan tenido el gusto de conocerme, el mensaje subliminal de <<fíjate, con lo gordo que está, pues ahí donde lo tienes se sabe muchísimas expresiones del español, quién lo diría, ¿no?, con esa barriga cervecera que se gasta>>. ¡Eso sí que es un mensaje subliminal como Dios manda y no el que por doquier se envía de <<¡joder, qué gordo está, ya podía adelgazar un poco!>>!
Creo que ya he dejado bastante claro cuál es el significado de esta frase del español, si bien lo cierto es que no he dejado demostrado lo más importante: que esa frase existe realmente y no me la he sacado yo de la manga para liar y meter bulla y, en definitiva, para hacerle perder el tiempo a la gente, que es una sospecha comprensible porque muy bien podría un servidor de ustedes guardarle rencor al mundo por despreciarme por gordo. Así que, para que nadie pueda acusarme de ello, de haberme inventado esta frase como venganza por habérseme hecho bulling por gordo y todas esas cosas del historial vital de los que, como se dice eufemísticamente, tenemos sobrepeso, añadiré más material lingüístico al anterior de mi cosecha, y éste ya sí que irrebatible de todas todas. Bueno, lo mejor lo dejo para otro día, que tampoco quiero acabar aburriendo a las ovejas.

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