Significado y ejemplos de uso de la expresión ELEVAR EL ESPÍRITU
ELEVAR EL ESPÍRITU significa causar o tener el efecto de una mejora espiritual en el concreto sentido de la mejora de la capacidad para el discernimiento y la apreciación de lo sublime; acercar el espíritu a una mejor aprehensión de lo sublime y propiciar con ello una identificación personal con la grandeza, de tal forma que queda favorecida la unificación humana con la divinidad, entendida como la más grande de las realidades posibles (el <<Dios es grande>>).
- ELEVAR EL ESPIRITU DE = Causar o tener el efecto de una mejora espiritual (en el concreto sentido de la mejora de la capacidad para el discernimiento y la apreciación de lo sublime) en la persona o personas referidas.
Ejemplos:
- [Resumen del texto precedente*: En las citadas teleseries emitidas en España en los 80 (<<Falcon Crest>> y <<Dallas>>) no era el ambiente lujoso lo que gustaba, sino la estupidez argumental]. La falta de interés de los habilidosísimos fabricantes [de programas de televisión] en elevar el espíritu de los espectadores, en despertarles inquietudes, en escarbar en sus conciencias, era lo que ellos más agradecían. La corrección de la puesta en escena de los productos americanos no la habían advertido, la decoración de interiores y los elegantes vestuarios no los habían visto. Fernando Fernán-Gómez. ABC,29-12-1991. [* El texto reproducido pertenece a un largo artículo en el que, previamente a las palabras anteriores, se dice que los programas de calidad fueron barridos de la televisión española tras el antiguo régimen (el régimen autoritario que hubo en España hasta 1975) y que con la llegada de la (supuesta) democracia llegó en su sustitución la basura (la basura para televisión o telebasura), una porquería estética y espiritual que tuvo muy buena acogida (entre otras razones, y según es bien sabido, por ser fácilmente digerible por el cerebro, ya que no ofrece nada que haya que digerir cerebralmente de manera esforzada y fatigosa, todo en ella es tan elemental y fácil como en su conjunto sibilinamente retorcido y maléfico, al no ser en absoluto casual, sino premeditado y sujeto a plan de ingeniería social, que se trate de productos basurientos estética y/o moralmente y por ende idóneos para la plebeyización o vulgarización, para la basurización o animalización en definitiva, de masas): “A comienzos de los 80, poco más o menos, se vieron en Argentina unas series producidas por la televisión española. Entre ellas recuerdo los títulos de [otras tantas grandes obras homónimas de la literatura:] <<Fortunata y Jacinta>>, <<Los gozos y las sombras>> y <<Cuentos imposibles>>, de Jaime de Armiñán.[..] En aquellas series se advertía gran calidad literaria y palpitaba la verdadera vida.[..] Pensé que aquella vieja política [del régimen autoritario del general Francisco Franco] de invertir en calidad y no en satisfacer los gustos menos refinados empezaba a dar sus tardíos frutos. Pero sigamos el hilo de los acontecimientos.[..] hubieron de ser autorizadas las cadenas privadas de televisión y se decidió que la televisión estatal debía ser también competitiva [y por lo tanto basurienta]. Con la televisión en color nos habían llegado [en los 80], entre otras series americanas, <<Falcon Crest>> y <<Dallas>>. Los profesionales comprendimos que aquellos superestúpidos enredos económicos-sentimentales de <<Falcon Crest>> eran tan del agrado del público..no por la estupidez y vulgaridad.., sino por el maravilloso celofán en que las peripecias estaban envueltas: interiores lujosos, elegantes vestidos, sugestivos semidesnudos, correcta puesta en escena…[..] Los profesionales..nos vemos obligados a arrepentirnos de nuestro anterior dictamen y a comprender que a ese público mayoritario no era.., como nosotros suponíamos, el celofán, los interiores bien decorados, la elegancia de los vestidos lo que les gustaba de las series estadounidenses, puesto que en las [no menos exitosas teleseries] latinoamericanas nada de eso se ofrece, sino puesta en escena torpe y expeditiva, decorados pésimos, falsos, descuidados, vestuario ramplón..; lo que le gustaba era precisamente la superestupidez de los enredos económico-sentimentales” (Fernando Fernán-Gómez. ABC,29-12-1991)].
- En un vídeo con una nana en vascuence que hay puesto en Youtube hay un comentario en el que se usa la frase objeto de esta entrada. Dice así dicho comentario (de alguien que firma con el nombre de Miren): <<Es de las piezas musicales cantadas que más elevan el espíritu>> (en realidad dice, con falta de la debida concordancia, <<eleva>>). En el vídeo se ofrece la interpretación de una popular canción de cuna vasca titulada <<Aurtxoa seaskan>>. La compuso el cantante de ópera vasco Gabriel Olaizola (bajo nacido en Hernani en 1891). Está interpretada por la soprano Elena Barbé Iguaín, en una actuación de la Orquesta Reino de Aragón en el zaragozano Auditorio Épila en enero del 2011 y bajo la dirección de José Antonio Sainz Alfaro.

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