Significado y ejemplos de la expresión CABREADO COMO UNA MONA
(o, menos frecuente, enfadado como una mona).
La frase CABREADO COMO UNA MONA significa lo siguiente: [Con énfasis y matiz humorístico] Cabreadísimo; sumamente cabreado (forma enfática y humorística de decir <<cabreadísimo>>, <<sumamente cabreado>>).
- La forma plural es <<enfadados como monas>>.
Ejemplos de uso
- [El antiguo ciclista Federico Martín Bahamontes, en reportaje de José Carlos Carabias:] Cuando llegamos a la cima estaba nervioso y cabreado como una mona. Berrendero no venía para arreglarme la avería. Así que me paré. ABC,1-7-2003.
- [El periodista José Antonio Abellán dirigiéndose al perdiodista Federico Jiménez Losantos:] El [equipo de fútbol] Osasuna, cabreado como una mona porque de los dos goles [que le marcaron], el primero fue de chiste. Radio COPE,23-1-2006.
- Y sí, amiguitos, al igual que en el caso de la fábula del ciclista, el ganadero y la vaca, resulta que el político –y seguimos sin salirnos ni un ápice de ese genérico que no señala a nadie y respeta de manera escrupulosa la presunción de inocencia–, resulta, digo,..que..anda cabreado como una mona con que todos le anden acusando de corrupto, apesebrado, ladrón y mentiroso. Eneuve. Osaca,9-10-2010.
- ..cabreados como monas porque con la crisis [económica por la que atravesamos] no llegan los aguinaldos.. Ignacio Ruiz Quintano. ABC,23-12-2008.
- <<Si habla mal de España es español. Eso está más claro que la luz del sol>>. O eso dicen, debido a la gran cantidad de españoles que se ganan la vida, no necesariamente a tiempo completo, echando mierda sobre la tierra que les vio nacer. La verdad del cuento es, naturalmente, y con los matices y las puntualizaciones de rigor, justo lo contrario: <<si habla mal de España es antiespañol>>. Esta es la frase que debería estar en circulación, y no la otra. Porque no son españoles, sino antiespañoles al servicio de la leyenda negra extranjera fomentada desde el poder desde hace tres siglos, primero francesa y en la actualidad anglosajona. Sale el intelectual lacayo de turno lamiéndole las botas al poder para que le permita ser alguien, estar dentro de la pomada, y, cabreado como una mona, empieza a despotricar contra España y los españoles; los de ahora, los de antes y los de antes de los de antes. Todos son una mierda. Con el efecto de que mucha de la gente normal y corriente, que carece de términos de comparación, acaba interiorizando el discurso y creyéndose lo que gente supuestamente tan inteligente y culta, los llamados intelectuales y demás finas hierbas, les dice. Sin sospechar que es justo al revés.
