Significado y ejemplos de uso de la expresión MIRAR A VER
MIRAR A VER significa ocuparse, poniendo la atención en ello o haciendo lo necesario para ello, en averiguar [la cosa referida a continuación (algo que se advierte mediante un simple vistazo o una mera pregunta u otra acción igualmente breve y fácil)].
Ejemplos:
- Mira a ver esto de quién es. Me lo he encontrado en el suelo. Puede ser de alguna de las personas que andan por aquí por la sala de espera.
- Hay que mirar a ver dónde está. Debe de estar por aquí. Seguro que está por aquí.
- [Dicho a alguien a quien su madre está llamando desde lejos (y a voces):] Mira a ver qué quiere tu madre. Aquilino Duque. La luz de Estoril (novela de 1989).
- [El escritor] Don Wenceslado Fernández Flórez [1885-1964] daba consejos a los candidatos [en política] de aquel entonces [hace medio siglo]. Bien, oiréis lo que decía. <<Señor candidato: prepare usted sus discursos de propaganda. No cometa usted el error de hablarnos de Economía. Hay quien dice que todos los problemas que afligen a la Humanidad en el poco agradable período presente son de tipo económico. Puede ser, pero está probado que en España eso no interesa a nadie>>. En aquel tiempo, para presentarse a las elecciones, no era necesario hablar de Economía, sino buscar un grito de guerra.[..] Los políticos de entonces buscaban gritos de guerra. Resultaban más eficaces que los discursos sobre las magnitudes macroeconómicas, la tasa de crecimiento, el Producto Interior Bruto y la balanza da pagos./ A los viejos gritos de guerra ibéricos..habían sucedido otros más modernos. Por ejemplo, <<¡Vamos a cargárnoslos!>>. Por aquellas fechas, don Manuel Azaña [presidente del gobierno español de 1936 a 1939] se levantaba en una asamblea y gritaba: <<¡Adelante, adelante por la República y por la patria!>>. Aquellos señores hablaban todavía de la patria, como ahora los fósiles. Don Fernando de los Ríos exclamaba en el cine Europa: <<¡Ah de la proa! ¡Alerta, marineros!>>, y los correligionarios políticos corrían a las avanzadas. Don Indalecio [Prieto] aún pedía algo más difícil: <<¡Arriba los muertos!>>, y todos se quedaban mirando a ver por dónde aparecía Lázaro [Lázaro de Betania, resucitado por Jesucristo según el evangelio de San Juan]. Jaime Campmany. Crónicas del Guerra (libro de 1993).

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